Los gobiernos del mundo, y particularmente en Europa, comienzan a ver con preocupación el avance de los automóviles eléctricos. Una variedad de factores intervienen en su cadena de valor, que podrían traducirse en grandes pérdidas económicas si no se hace algo al respecto.
Como primera medida, el gobierno Suizo decidió eliminar los subsidios para los autos híbridos enchufables antes de lo establecido. También planea eliminar a un tercio los subsidios de autos enteramente eléctricos apartir del 2023.
Alemania, por otro lado, ha optado por una movida similar: el Ministerio de Comercio propuso eliminar el subsidio al vehículo híbrido enchufable de $4,500 euros; para los eléctricos, el subsidio bajará de los $6000 a los $4000 euros hacia 2023, y volverá a bajar a $3000 euros dos años después.
Como hemos reportado con anterioridad, en Norteamérica también hay una seria preocupación por el avance de los autos eléctricos; esto a partir del plan Build Back Better que presentó Joe Biden en el marco de la renovación del T-MEC, en Noviembre de 2021.
En en plan, Estados Unidos otorgaría jugosos creditos y subvenciones a los dueños mexicanos de autos eléctricos. Compañías de manufactura de autos en México piensan que dicho plan podría asestar un serio golpe a México como productor, y por lo tanto provocar fuertes pérdidad económicas.
El dilema del auto eléctrico
El dilema que tiene la industira no es tan simple como parece. Por un lado está el costo real de los vehículos eléctricos, que es alto, lo que deja pocos márgenes de ganancia; por el otro, las prerrojativas medioambientales que han instaurado fechas límite para la venta de autos nuevos a combustión. Estas son 2025 para Japón, y 2035 para la Unión Europea.
Si los autos eléctricos se inyectan agresivamente al mercado, habrá un serio problema de infraestructura de carga. Esto porque la red eléctrica tendría que aumentar su capacidad, al mismo ritmo que las ventas de autos.
Tensiones geopolíticas como la guerra en Ucrania y el desbasto de gas en China han aumentado el precio de la electrcidad. Todo esto podría provocar serios cuellos de botella y disparar aún más los costos de la energía.
Finalmente, hay un probelma de ingeniería y de manufactura. Si bien el auto híbrido enchufable es más costeable que uno totalmente eléctrico, tiene un problema de sobrepeso al cargar con ambos tipos de motores. Esto limita su rango y su capacidad.
Para eliminar ese problema, armadoras han recurrido a ensamblar autos con más aluminio que acero, lo que aumenta el costo. Estos factores, añadidos a la baja recaudación de impuestos que implican estos automóviles, frente a los tradicionales de combustión, pueden poner en riesgo su viabilidad a largo plazo si se introducen al mercado agresivamente.