En 1925, Ford comenzó a operar en México y este año cumple 100 años de estar presente en el país, siendo una de las marcas más importantes para el desarrollo de la industria automotriz. A la fecha cuenta con seis plantas: una en Cuautitlán, otra en Hermosillo, tres en Chihuahua y una más en Irapuato.
No obstante, Ford comenzó su historia en nuestro país con tres plantas que ya son consideradas pioneras en la producción automotriz.
Plantas fundacionales de Ford en México
Son tres plantas las que marcaron huella en nuestro país. La primera abrió en agosto de 1926 y se ubicaba en San Lázaro, en la Ciudad de México.
La Planta Ford de San Lázaro comenzó operaciones un año después de que el fabricante llegara al país y se solían producir unos 30 vehículos por día. Explica el fabricante, que nuestro país en esos momentos se recuperaba de la Revolución Mexicana (1910-1920), por lo que su apertura marcó un hito.
Según Ford, México ofrecía a la marca un mercado en crecimiento, pero además encontró ingenio en sus técnicos y trabajadores. De hecho, personal de Detroit, ciudad donde se fundó la compañía, llegó a la capital mexicana para asesorar en operaciones de factura.
La segunda planta que Ford abrió en México fue una ubicada en La Villa. Esta planta comenzó operaciones en 1929, pues según la marca estadounidense tenía la necesidad de expandir su producción.
Aparte, el talento que demostraron los operarios mexicanos de la Planta de San Lázaro, también sirvió de impulso para que se abriera la Planta Ford de La Villa.
De acuerdo con información de Ford, esta planta ubicada al norte de la Ciudad de México fue diseñada por el arquitecto industrial Albert Kahn y se solían producir alrededor de 100 vehículos diarios.
También, gracias a otros datos de Ford, se sabe que en la primera década de la Planta Ford de La Villa se armaron 42 mil vehículos y casi la mitad de ellos eran camiones.
En 1962, Ford decidió abrir su tercera planta ubicada en Tlalnepantla, Estado de México. Como señala la compañía, surgió la necesidad de incrementar la producción de componentes nacionales en sus automóviles.
La Planta Ford de Tlalnepantla también se le conoció como la Planta de Operaciones de Exportación (POE). De hecho, según información de la compañía, funcionó como un centro vital para el diseño y la fabricación de herramientas que se utilizaban en plantas de ensamble nacionales y extranjeras.
El mayor impacto que tuvo esta planta, es que impulsó la industria de las autopartes en México y profesionalizó a los proveedores nacionales.
