A lo largo de más de tres décadas, Sauber se consolidó como una de las escuderías más icónicas y respetadas de la Fórmula 1, no por una abultada colección de títulos, sino por su capacidad para descubrir talento, sobrevivir en un entorno altamente competitivo y dejar huella en momentos clave de la categoría. Antes de iniciar su transformación hacia Audi en 2026, el legado del equipo permanecerá como un capítulo indispensable en la historia moderna del automovilismo.
El debut de Sauber en 1993 marcó el inicio de una era prometedora. Con motores Mercedes y un proyecto que combinaba ingeniería de precisión suiza con una estructura modesta, el equipo logró puntuar en su primera carrera, un hito que anticipó su potencial. Desde sus primeros pasos quedó claro que sería un semillero de talento técnico y deportivo.
Uno de los episodios más recordados llegó en 2001 con la dupla formada por un joven Kimi Räikkönen y Nick Heidfeld. Pese a ser novatos y competir con un presupuesto limitado, lograron situar al equipo en cuarto lugar del Campeonato de Constructores. Ese año consolidó a Sauber como una de las escuderías ideales para formar pilotos que posteriormente brillarían en equipos grandes.
Otro momento decisivo fue la venta y transición hacia BMW en 2006, cuando la escudería pasó a llamarse BMW Sauber. Esta etapa le dio al equipo su época más competitiva, alcanzando su primera y única victoria oficial en 2008 en el Gran Premio de Canadá con Robert Kubica. Aunque la vuelta a la independencia en 2010 representó un desafío, también reafirmó la resiliencia de la organización.
La era moderna de Sauber antes de su despedida
En años recientes, Sauber volvió a ser protagonista al retomar el papel de “cuna de talento”, impulsando la carrera de pilotos como Charles Leclerc en 2018. La temporada del monegasco fue clave para demostrar que el equipo mantenía su esencia de desarrollar jóvenes promesas mientras competía con dignidad frente a gigantes de la categoría.
Finalmente, la alianza con Alfa Romeo en 2019 revivió el nombre histórico de la marca italiana y dio visibilidad adicional al proyecto. Sin embargo, el ADN de Sauber nunca desapareció: ingeniería sólida, operación eficiente y una visión a largo plazo que allanó el camino para su mayor transformación en Audi.
