Lavar un auto puede parecer una tarea sencilla, pero hacerlo de manera incorrecta puede causar más daño que beneficio. Uno de los errores más comunes es utilizar la misma cubeta de agua para limpiar tanto las llantas como la carrocería. Aunque parezca práctico, esta costumbre puede generar problemas estéticos y de mantenimiento a largo plazo.
Las llantas suelen acumular polvo de freno, grasa, arena y otros residuos metálicos que son extremadamente abrasivos. Cuando estos residuos se mezclan con el agua y el jabón en una cubeta, se convierten en partículas que pueden rayar la pintura del auto al frotarlas con la esponja o guante de lavado. Incluso una capa microscópica de estos restos puede provocar microarañazos que, con el tiempo, se notan como marcas opacas en la carrocería.

Por ello, se recomienda el método de dos cubetas, una para el jabón de la carrocería y otra exclusivamente para enjuagar el guante o esponja después de limpiar las ruedas. Esto evita que las partículas abrasivas vuelvan a entrar en contacto con la pintura. Algunos talleres especializados incluso sugieren usar cepillos específicos para llantas y esponjas suaves para la carrocería, minimizando el riesgo de daños.
Usar una sola cubeta al lavara tu auto puede dañar la pintura
Además del aspecto estético, usar la misma cubeta puede afectar la durabilidad de la pintura y el tratamiento protector, como ceras o selladores. Las microabrasiones facilitan la acumulación de suciedad y pueden hacer que la pintura pierda su brillo más rápido, requiriendo pulidos frecuentes que desgastan la capa superficial del auto.
Por último, separar las cubetas también tiene un beneficio higiénico: las llantas, por su exposición constante a carreteras, están en contacto con suciedades que pueden ser corrosivas o contener químicos dañinos para la pintura y los componentes del auto. Mantenerlas aisladas de la carrocería disminuye el riesgo de contaminación cruzada.