Los frenos son uno de los sistemas más importantes para la seguridad en cualquier auto. Su correcto funcionamiento puede marcar la diferencia entre evitar un accidente o protagonizar uno. Por ello, revisarlos de forma periódica no solo es una recomendación, sino una necesidad fundamental para garantizar una conducción segura.
Con el paso del tiempo y el uso continuo, los componentes del sistema de frenos, como las pastillas, los discos, el líquido de frenos y las mangueras, sufren desgaste. Las pastillas, por ejemplo, se van adelgazando cada vez que se frena, y si no se reemplazan a tiempo pueden dañar los discos, lo cual incrementa el costo de reparación y disminuye la capacidad de frenado, según Bosch México.
De acuerdo con Castrol, el líquido de frenos puede absorber humedad, lo que reduce su eficacia e incluso puede provocar fallos graves en el sistema. Este fluido debe cambiarse regularmente, según las recomendaciones del fabricante, para evitar la formación de burbujas de vapor que comprometan la presión hidráulica necesaria para frenar.
Señales de que algo anda mal con los frenos
Ignorar los signos de advertencia también puede ser peligroso. Ruidos metálicos al frenar, el pedal que se siente más blando de lo normal o vibraciones en el volante al pisar el freno son señales claras de que algo no está funcionando bien. En muchos casos, son el primer indicio de un problema que, si se atiende a tiempo, puede resolverse de manera sencilla.
Un sistema de frenos en buen estado mejora significativamente la capacidad de reacción del auto ante situaciones de emergencia. Esto es especialmente relevante en condiciones climáticas adversas, como lluvia o pavimento resbaloso, donde la distancia de frenado puede aumentar considerablemente si los frenos no están en óptimas condiciones.
La página de Honda menciona que, para mantener los frenos en buen estado, se recomienda hacer revisiones cada 10,000 a 15,000 kilómetros, aunque esto puede variar según el estilo de conducción, el tipo de vehículo y el entorno en el que se maneje (ciudad, carretera, zonas montañosas, etc.).
