El sistema de enfriamiento del motor depende de una mezcla adecuada de anticongelante y agua para funcionar de manera eficiente. Muchas personas, ya sea por ahorro o desconocimiento, optan por agregar solo agua común al radiador o mezclarla sin seguir las proporciones adecuadas. Sin embargo, esta práctica puede tener efectos negativos en el rendimiento del motor y en la durabilidad del sistema de refrigeración.
De acuerdo con Prestone, el anticongelante (o refrigerante) no solo ayuda a mantener el motor a una temperatura estable, sino que también contiene aditivos que previenen la corrosión, la formación de depósitos minerales y la congelación en climas fríos. Cuando se mezcla correctamente con agua destilada, usualmente en una proporción 50/50, se garantiza una protección completa.
Utilizar agua común de la llave para mezclar con el anticongelante puede introducir minerales como calcio o magnesio al sistema. Estos tienden a acumularse con el tiempo, formando incrustaciones en los conductos del radiador y del motor, lo cual reduce la eficiencia del enfriamiento y puede causar sobrecalentamientos.

Además, el agua sin tratamiento carece de propiedades anticorrosivas. Esto significa que, con el tiempo, puede oxidar componentes metálicos del sistema de refrigeración, como el radiador, la bomba de agua y el termostato. La corrosión puede generar fugas, taponamientos y fallas graves en el motor.
Otra consecuencia de una mezcla inadecuada es la pérdida de la capacidad anticongelante en temperaturas bajas. El anticongelante puro resiste temperaturas extremas, pero al diluirse demasiado con agua, su punto de congelación se eleva, lo que puede causar que el líquido se solidifique en climas fríos, dañando mangueras o incluso agrietando el bloque del motor.
¿Cómo mezclar el anticongelante con agua?
Para evitar estos problemas, lo ideal es usar siempre agua destilada al mezclar con anticongelante, respetando las proporciones recomendadas por el fabricante del vehículo. También existen productos ya premezclados, conocidos como “pre-diluidos”, que eliminan el riesgo de una mezcla incorrecta.