El aire acondicionado es una de las comodidades más valoradas por los conductores, especialmente en temporadas de calor intenso. Sin embargo, utilizarlo de forma excesiva o incorrecta puede tener efectos negativos en el motor del vehículo y en su rendimiento general. Entender cómo interactúa este sistema con el resto del auto es clave para evitar desgastes innecesarios.
Lo primero a considerar es que el aire acondicionado no es un sistema aislado, sino que funciona en conjunto con el motor. Cuando se activa, el compresor del aire se pone en marcha y se alimenta directamente del motor mediante una correa. Esto implica un esfuerzo adicional que puede traducirse en una mayor carga de trabajo, especialmente en autos con cilindrada pequeña.
Dicho esfuerzo extra genera un segundo efecto: aumento en el consumo de combustible. Según diversos estudios, el uso constante del aire acondicionado puede incrementar el consumo entre un 5 y un 20 por ciento, dependiendo del modelo del auto, la temperatura exterior y la velocidad de conducción. Este consumo adicional se debe a que el motor necesita más energía para mantener en funcionamiento el compresor.

Además, en situaciones como el tráfico intenso o cuando el vehículo está detenido con el motor encendido, el uso excesivo del aire acondicionado puede provocar un sobrecalentamiento del motor. Esto se debe a que el sistema de refrigeración también trabaja más para mantener estables las temperaturas internas, lo que puede generar un desgaste más rápido del radiador o del termostato si no se da un mantenimiento adecuado.
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Otro punto a tener en cuenta es que si el sistema de aire acondicionado no recibe un mantenimiento regular, es decir, cambio de filtros, revisión de gas refrigerante, limpieza del compresor; puede generar resistencia adicional al motor, lo que a largo plazo puede afectar su desempeño y provocar fallas mecánicas.
Pese a que el aire acondicionado mejora significativamente el confort al conducir, su uso excesivo o descuidado puede traducirse en un esfuerzo adicional para el motor, más consumo de combustible y desgaste prematuro de ciertos componentes. Usarlo con responsabilidad y realizar mantenimiento preventivo es clave para preservar la eficiencia del vehículo.