No saldar tus multas de tránsito puede parecer algo menor si no las revisas con frecuencia, pero en la Ciudad de México tiene repercusiones concretas y acumulativas que afectan tu movilidad, los trámites del vehículo y hasta tu economía. En particular, las consecuencias se hacen notar en la verificación vehicular y el pago de la tenencia.
Cuando se impone una multa, el Reglamento de Tránsito de la CDMX da un plazo de 30 días naturales desde su notificación para hacer el pago. Si no lo haces dentro de ese plazo, la infracción genera recargos, intereses y cargos adicionales, cada día que pase, aumentando la deuda original. Asimismo, puede haber sanciones administrativas que compliquen más el problema.

Uno de los efectos más inmediatos de no pagar tus multas es que no podrás realizar la verificación vehicular. Autoridades de la CDMX requieren estar al corriente con multas, con la tenencia y refrendo vehicular para emitir el holograma de verificación correspondiente.
Otros trámites también se bloquean si tienes adeudos: renovación de placas, cambio de propietario, venta del vehículo, renovación de licencia de conducir y otros actos administrativos relacionados con tu auto.
Consecuencia de deber la tenencia y la verificación
No pagar la tenencia o el refrendo vehicular a tiempo tiene consecuencias directas. Primero, se generan multas específicas y recargos por demora. En la CDMX, los retrasos también implican que no puedas hacer trámites vinculados al vehículo, incluyendo la verificación, hasta que regularices tu situación. Además, se pierden los descuentos fiscales que otorga la ciudad para quienes cumplen puntual y completamente con estos pagos.
Si no realizas la verificación dentro del plazo definido, se aplican sanciones económicas: multa por verificación extemporánea, que asciende a 20 veces la UMA, y si pasa más tiempo, se aplican multas mayores. Circular sin tener la verificación vigente también conlleva sanciones.