Si bien es sabido que la industria automotriz no ha dejado la crisis de lado, a inicios de este año la idea sobre los “autos chocolate” en México se presentó como un nuevo problema, ya que dejó de ser un tema prohibido y empezó a ser algo que se haría parte del sector automotriz, es decir, pasó de ser ilegal a legal.
El gran problema es que la industria no estaba, ni está lista, para cargar con ese peso y una muestra de ellos es que conforme avanzaron los comunicados presidenciales, se fueron otorgando ciertos permisos para ir legalizando autos chocolate dentro de México sin considerar varios factores importantes.
Entre varios miedos y argumentos en contra de este decreto, Guillermo Rosales, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, advirtió que dicho procedimiento carecía de mínimos elementos de control por parte del Estado Mexicano para asegurar que los vehículos a legalizar no tuvieran reporte de robo o desperfectos mecánicos graves, entre muchos otros factores, que no se estaban tomando en cuenta para seguir con este proceso.
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Por su parte José Zozaya, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, se sumó al rechazo de este decreto, ya que mencionaba que son vehículos que entraron ilegalmente al país y hacer legal lo ilegal es un rompimiento del Estado de Derecho que es circunstancia fundamental para atraer inversiones a México.
Sin embargo, a pesar de los cálculos del impacto económico por esta polémica regularización, el presidente López Obrador ha defendido hasta la fecha el ingreso y registro de los llamados autos chocolate. Lamentablemente las marcas automotrices no han podido hacer mayor alboroto por este decreto de ley, y hoy ya son varios estados en el país que cuentan con medidas de legalización para autos que antes eran ilegales en México.
El peligro de que empecemos a ver marcas irse del país, está latente, ya que entre la pandemia, la guerra y la falta de vehículos nuevos, se suma el ingreso legal de autos usados comprados en el extranjero, lo cual hace muy probable que nos quedemos por donde empezamos, con pocas opciones de marcas en nuestro país para comprar autos nuevos, al menos en pesos Mexicanos, ya que aunque por el momento se legalizan vehículos de años anteriores, si sigue la legalización de autos chocolate, tal vez después a los consumidores les convenga más viajar a comprar su auto a otro país, legalizarlo y volver a casa tal y como se suele hacerse con la compra de celulares en Estados Unidos, “sólo cambiamos el chip” y se vuelven mexicanos.
Con este panorama, la industria automotriz en México, dista de un futuro moderno. Se ve un mañana que vuelve al pasado, con vehículos viejos traídos del extranjero, dejando fuera autos modernos y electrificados.