En el mundo entero existen cientos de coleccionistas de autos, hombres y mujeres que han tenido la fortuna de poseer algunos de los vehículos más impresionantes de la historia.
Tal es el caso del distribuidor y restaurador alemán conocido como Mechatronik GmbH, que se ha vuelto tendencia en redes sociales, y no, no por la adquisición de un auto deportivo, sino por la pérdida de uno de los modelos más emblemáticos de la historia.
Ferrari F40 y su trágico final
Según se ha conocido a través de la web, personal que trabajaba con Mechatronik GmbH, decidió transportar el icónico Ferrari a Motorworld, un lugar en el que se pueden encontrar desde distribuidores y talleres, hasta autos antiguos y de lujo que son subastados.
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Aunque en casos como este siempre se utilizan grúas para llevar estas joyas automotrices, en esta ocasión decidieron hacer las cosas un poco diferentes, de tal manera que le dieron la oportunidad a uno de los empleados de la compañía de manejar el auto italiano.
De acuerdo a informes extraoficiales, este joven había demostrado un desempeño excepcional en el trabajo, por lo que este “préstamo” sería una especie de incentivo para que siguiera teniendo la misma actitud, aunque nadie se esperaba lo que estaba a punto de suceder.
A pesar de que la distancia que se debía recorrer era de tan solo 18 kilómetros entre la concesionaria y Motorworld, en un punto del camino el conductor se encontró de frente con un túnel, destrozando toda la parte delantera del Ferrari F40.
Hasta el momento no se tiene información sobre las razones del choque, pues se especula que el joven no se encontraba bajo la influencia de ninguna sustancia, y además, sabía conducir.
Algunos testigos oculares confirman que el chico aceleró en la entrada del túnel, sin embargo, debido a que los neumáticos no se encontraban en la temperatura ideal y que el joven no supo maniobrar, fue que perdió el control del auto.
En fotos encontradas en redes sociales, se puede ver como el auto rojo de más de 5 millones de pesos mexicanos se encuentra completamente destrozado. Afortunadamente el joven salió sin un rasguño; ¡vaya mala suerte!