La FIA ha prohibido que los pilotos de la Fórmula 1 realicen cualquier declaración política, religiosa o personal durante los eventos oficiales o competiciones de grandes premios, en un afán por respetar el “principio de neutralidad” que rige el Código Deportivo Internacional. De esta manera quedarían prohibidos gestos como los de Lewis Hamilton ante el racismo, o los de Sebastian Vettel ante la inclusión en materia de género.
La determinación de la FIA entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2023, y quedarán prohibidas cualquier clase de reivindicación de los pilotos, así como cualquier nombramiento dentro de alguna escudería de un antiguo funcionario de la FIA.
La decisión de la FIA vino a partir de una revisión del Código Deportivo Internacional, que está regido por un principio de neutralidad y objetividad, que está establecido en el Artículo 12.2.1, que dice que los pilotos tienen prohibido exhibir sus inclinaciones políticas, religiosas o personales en los eventos internacionales del deporte motor.
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El artículo estipula que siempre que esas inclinaciones, al momento de ser exhibidas, vulneren el “principio general de neutralidad” quedan prohibidas, y solamente serán permitidas a través de un permiso por escrito que emitirá la propia FIA y por la autoridad deportiva nacional pertinente en cada caso.
De esta manera la FIA busca regular expresiones como la de Lewis Hamilton en Mugello en 2020, o la de Vettel en el GP de Canadá en 2022, que causó una fuerte polémica incluso con la ministra de energía canadiense.
La FIA extiende regulaciones a los equipos
Por otro lado, la FIA ha extendido sus regulaciones a los equipos. Gracias a una revisión del Código antes dicho, ahora los equipos no podrán fichar dentro de su directiva a antiguos funcionarios de la FIA.
Esto lo establece el artículo 9.17, que dice lo siguiente: “Un competidor inscrito en un Campeonato de la FIA no podrá contratar o utilizar los servicios de un antiguo Presidente de la FIA o de un antiguo Vicepresidente Deportivo de la FIA. hasta que hayan transcurrido seis meses desde la fecha en que dejaron de ocupar el cargo de Presidente o de Vicepresidente Deportivo”.
La intención de la FIA es que los equipos no puedan beneficiarse de utilizar información confidencial o de valor proveniente de un antiguo miembro de la FIA.
En general, estas regulaciones pretenden mantener un principio de deportividad en la F1 y otras ligas. Sin embargo, ante los problemas que aquejan a la F1, que incluyen racismo, toxicidad en redes sociales, acoso, ¿es pertinente regular el deporte de esta manera?
Parece que la FIA no entiende, o no quiere entender, que la F1 y el deporte motor no es un fenómeno aislado de la sociedad, ni una actividad ajena a los eventos políticos de coyuntura.
¿Qué significa para Lewis Hamilton esta regulación, al ser y hasta la fecha, el único piloto afrodescendiente en la F1? ¿Qué significa que dentro de la F1 no haya habido nunca en su historia un piloto abiertamente homosexual, o miembro de la comunidad LGBT?
De esta manera, las regulaciones, más que cuidar el principio de objetividad, parecen querer mantener cerrada a piedra y lodo la puerta que deje entrar aires de cambio a un deporte que los necesita con urgencia. Las dificultades racistas en la temporada 2022 son una prueba irrefutable de ello, y son apenas la punta del iceberg.