Los límites de pista se han convertido en uno de los temas más polémicos en la Fórmula 1 moderna. Lo que en principio parece una norma sencilla, no salirse del trazado con las cuatro ruedas, ha generado intensos debates entre pilotos, equipos y aficionados, especialmente cuando las sanciones influyen en los resultados finales o restan emoción a las batallas en pista.
De acuerdo con el Reglamento Deportivo de la FIA, se considera que un piloto “abandona los límites de pista” cuando las cuatro ruedas del monoplaza sobrepasan la línea blanca que delimita el circuito. Si al hacerlo obtiene una ventaja, como adelantar a otro competidor o mantener una posición, los comisarios pueden ordenar que devuelva la posición o incluso aplicar penalizaciones de tiempo.

El propósito de esta regla, según la FIA, es garantizar la seguridad y la equidad competitiva. Sin embargo, en los últimos años, su aplicación ha sido motivo de controversia. En circuitos con amplias escapatorias de asfalto, como el Red Bull Ring o el Circuito de las Américas, es común ver a varios pilotos excediendo los límites, lo que obliga a los comisarios a revisar cientos de posibles infracciones por carrera.
Pilotos como Max Verstappen y Lando Norris han expresado su frustración ante la falta de consistencia en las sanciones. En el Gran Premio de Austria 2023, por ejemplo, se registraron más de 1,200 incidentes revisados por límites de pista, lo que llevó a la FIA a reforzar la vigilancia con sensores electrónicos y cámaras adicionales.
Una regla criticada, pero necesaria
Para algunos expertos, esta estricta aplicación “ha restado espontaneidad al espectáculo”, ya que los pilotos deben preocuparse más por no pisar la línea que por atacar a sus rivales. Sin embargo, otros argumentan que mantener los límites claros preserva la integridad deportiva y evita que los competidores busquen ventajas injustas aprovechando áreas fuera del trazado.
La FIA ha reconocido el desafío y trabaja junto a los promotores de los circuitos para instalar bordillos o zonas de grava que desincentiven los excesos sin necesidad de sanciones constantes.