En la Fórmula 1, cada segundo cuenta y no solo se trata de la posición final en la parrilla. Uno de los elementos que generan mayor interés entre los aficionados y equipos es la vuelta rápida, un concepto que combina velocidad, estrategia y puntos decisivos en el campeonato.
La vuelta rápida se define como el giro más veloz realizado por un piloto durante una carrera. Para lograrlo, los competidores deben encontrar el balance perfecto entre el rendimiento del monoplaza, la gestión de los neumáticos y el momento estratégico en que deciden buscar ese tiempo. Generalmente, los intentos ocurren en las últimas vueltas, cuando el auto es más ligero por el menor combustible y los pilotos pueden arriesgar más.
Desde la temporada 2019, la vuelta rápida adquirió un valor adicional, pues la FIA introdujo una regla que otorga un punto extra en el campeonato al piloto que la consiga, siempre y cuando termine la carrera dentro de los diez primeros lugares. Esta medida incrementó la emoción, ya que no solo importa quién gana, sino también quién logra detener el cronómetro en el menor tiempo posible.
¿Por qué es importante conseguir la vuelta rápida?
Ese punto adicional puede ser clave en temporadas muy reñidas, donde la diferencia entre pilotos y equipos es mínima. Además, representa un incentivo para que incluso los competidores que no disputan la victoria intenten arriesgar en las últimas vueltas, siempre y cuando tengan neumáticos frescos o una estrategia favorable.
No obstante, buscar la vuelta rápida implica riesgos. Los pilotos deben forzar al máximo el auto, lo que puede ocasionar desgaste excesivo en los neumáticos o errores de conducción. También puede desviar la atención de la estrategia principal de carrera, sobre todo si se está luchando por posiciones clave en la clasificación general.
