Deducir un vehículo ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) es posible, pero no automático ni para cualquier contribuyente. Es necesario cumplir con varios requisitos legales y fiscales que garantizan que el auto esté vinculado a tu actividad profesional o empresarial.
Para que un auto sea deducible, debe utilizarse como herramienta necesaria para la generación de ingresos, es decir, estar vinculado a tu actividad profesional, empresarial o de arrendamiento. El SAT exige que seas persona física con actividad empresarial o persona moral, y que el vehículo sea indispensable para realizar dicha actividad. Si se utiliza únicamente para uso personal o bajo un régimen de salarios, la deducción generalmente no aplica.
El vehículo debe estar facturado a tu nombre o al de tu empresa, con un Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI) válido. Además, el pago no debe haberse realizado en efectivo; los métodos aceptados son tarjeta de débito, tarjeta de crédito, cheque nominativo o transferencia electrónica.
La Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR) establece montos máximos deducibles. Para autos de gasolina o diésel el límite es 175 mil pesos; para vehículos híbridos, eléctricos o de hidrógeno puede llegar a 250 mil. Ejemplo: si compras un auto de gasolina por 400 mil solo podrás deducir hasta 175 mil.
Requisitos que debes cumplir como contribuyente para deducir tu auto
Como se mencionó previamente, el auto debe dedicarse al 100% a la actividad que generó la deducción y debe estar registrado a nombre del contribuyente o la persona moral correspondiente. Además, los gastos derivados del uso como combustible, seguro, mantenimiento y verificación pueden también deducirse si cumplen los requisitos fiscales.
También debes estar inscrito en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC), tener tus obligaciones fiscales en orden y presentar la declaración anual dentro del plazo establecido por el SAT.
Ignorar alguno de estos puntos puede provocar que la deducción sea rechazada o que enfrentes sanciones. Es recomendable asesorarte con un contador y conservar todos los comprobantes para cumplir con los lineamientos del SAT.
