Antes de decidir la compra de un auto nuevo o seminuevo, realizar una prueba de manejo es uno de los pasos más importantes para evaluar si realmente se adapta a tus necesidades. Este proceso va más allá de dar una simple vuelta a la cuadra, implica analizar comodidad, desempeño, seguridad y visibilidad. En México, la mayoría de las agencias ofrecen este servicio sin costo, pero conviene llegar preparado para aprovecharlo al máximo.
El primer paso es agendar la prueba con anticipación. Las agencias suelen requerir una identificación oficial y una licencia de conducir vigente. Según la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), hacerlo con cita garantiza que el vehículo esté disponible y en condiciones óptimas para el recorrido.
Durante la prueba de manejo, lo ideal es ajustar el asiento, los espejos y el volante para verificar la ergonomía. Un buen auto debe ofrecer una posición cómoda sin obstaculizar la visibilidad. También conviene observar la disposición de los mandos y la facilidad para acceder a funciones como el aire acondicionado, la pantalla táctil o los controles del volante.
En cuanto al desempeño, es recomendable probar el auto en distintos escenarios como calles con tráfico, avenidas rápidas o incluso rampas, para evaluar la respuesta del motor, la transmisión y los frenos. Un recorrido de al menos 15 minutos permite percibir con mayor claridad el comportamiento dinámico del vehículo.
Presta atención a todos los detalles del auto
Otro punto clave es revisar la insonorización y la suspensión. Si el interior resulta muy ruidoso o el auto rebota en exceso al pasar por topes o baches, podría no ser adecuado para trayectos largos. También se recomienda comprobar la facilidad para estacionar, el radio de giro y la visibilidad trasera.
Por último, antes de firmar cualquier contrato, se debe comparar la experiencia con otros modelos. Hacer pruebas de manejo de diferentes marcas ayuda a identificar cuál auto ofrece el mejor equilibrio entre confort, seguridad y costo-beneficio.
