En México, heredar o donar un auto puede parecer un trámite sencillo, pero implica obligaciones fiscales y administrativas que deben cumplirse ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y las autoridades de tránsito estatales. Si no se realiza correctamente, el nuevo propietario podría enfrentar multas, pagos atrasados o incluso la imposibilidad de registrar el vehículo a su nombre.
Cuando un auto es heredado, el proceso se rige por las leyes estatales y el Código Civil Federal. De acuerdo con el SAT, los bienes que se reciben por herencia no pagan Impuesto Sobre la Renta (ISR) siempre que el heredero sea un familiar directo, como hijo, cónyuge, padre o madre; y que la transmisión esté respaldada por un testamento o resolución judicial. Sin embargo, sí se deben cubrir derechos notariales y de registro vehicular, además de verificar que este no tenga adeudos de tenencia, verificación o infracciones.

Según la página del Gobierno de México, los herederos deben presentar el acta de defunción del titular, la resolución de adjudicación y la factura original para realizar el cambio de propietario en la Secretaría de Movilidad o Finanzas local. Si el trámite no se realiza dentro del plazo establecido, podrían generarse recargos o incluso la baja administrativa del vehículo.
Implicaciones fiscales de donar un auto
En el caso de una donación de auto, el tratamiento fiscal depende del parentesco. El SAT especifica que las donaciones entre familiares directos están exentas de ISR, siempre que se declare el origen del bien y se documente ante notario. En cambio, si el vehículo se dona a un amigo, pareja no casada o persona sin vínculo familiar, sí se genera un impuesto por la ganancia obtenida, el cual debe declararse en la siguiente declaración anual.
De acuerdo con el Colegio Nacional del Notariado Mexicano, las donaciones deben formalizarse mediante escritura pública o contrato notariado, con el fin de proteger al nuevo propietario y evitar disputas legales.