El “efecto túnel” al manejar es una sensación perceptiva que muchos automovilistas experimentan a altas velocidades por carretera. Este ocurre cuando el campo visual parece reducirse a una estrecha franja delante del conductor, como si se viera a través de un túnel, mientras el resto del entorno periférico se vuelve menos evidente. Evitarlo no solo mejora la seguridad de conducción, sino que también permite anticipar peligros y reaccionar con mayor eficacia ante eventos inesperados.
Dicha percepción se debe a la forma en que el cerebro humano procesa la información visual a altas velocidades, la atención se concentra en lo que está directamente al frente, mientras se pierde conciencia de los elementos laterales. Como resultado, disminuye la capacidad para reaccionar ante estímulos periféricos, aumentando el riesgo de accidentes.

El efecto túnel no es exclusivo de la conducción, sino un proceso natural del sistema visual humano que se intensifica cuando aumentan la velocidad y la concentración en un punto central. A velocidades elevadas, el tiempo disponible para percibir, procesar y reaccionar ante estímulos disminuye drásticamente.
Como resultado, la atención visual se enfoca en el punto hacia el que se dirige la mirada, reduciendo la percepción de señales laterales, vehículos que se aproximan o incluso obstáculos imprevistos. La consecuencia puede ser una respuesta tardía o inadecuada a situaciones críticas en carretera.
Así puedes evitar el efecto túnel al conducir
Una de las estrategias más efectivas para evitarlo es adaptar la velocidad a las condiciones de la vía y del tráfico. Circular muy rápido limita el tiempo de reacción, moderar la velocidad amplía el campo visual útil y facilita una mejor percepción del entorno.
Otra práctica útil es mantener una mirada amplia y activa, es decir, no fijarse únicamente en un punto central del camino. Los conductores deben explorar constantemente el entorno, observando espejos laterales, retrovisores y la carretera más allá de la distancia inmediata. Esto ayuda a incorporar estímulos periféricos en la toma de decisiones y a percibir cambios en el flujo de tráfico o la presencia de obstáculos.
Descansar adecuadamente también es fundamental. La fatiga reduce la capacidad de atención y provoca que el cerebro dependa aún más de la visión focalizada, exacerbando el efecto túnel. Hacer paradas regulares, estirarse y refrescarse mejora la alerta y amplía la capacidad de procesamiento visual.