Manejar bajo los efectos del alcohol es una de las principales causas de accidentes viales en México. Por esta razón, las autoridades han establecido límites máximos permitidos para los conductores, con el objetivo de reducir riesgos y fomentar una conducción responsable. Sin embargo, estos no son iguales en todo el país y varían según el tipo de conductor y la entidad federativa.
En términos generales, el alcohol en los conductores se mide mediante pruebas de aire exhalado o de sangre. La forma más común en los operativos de tránsito es el alcoholímetro, que mide la concentración de alcohol en el aire exhalado, expresada en miligramos por litro (mg/L). Este resultado se relaciona directamente con el nivel de alcohol en la sangre, conocido como alcoholemia.
Para conductores particulares, en la mayoría de las entidades del país el límite permitido es de hasta 0.40 mg/L de alcohol en aire exhalado, lo que equivale aproximadamente a 0.08 gramos por decilitro de alcohol en sangre. Superar este nivel puede derivar en sanciones como multas económicas, arresto administrativo, suspensión de la licencia o la remisión del vehículo al corralón.
En la Ciudad de México y en varios estados con programas estrictos de alcoholimetría, las sanciones se aplican de forma inmediata cuando se rebasa el límite permitido. Además, existen esquemas de tolerancia cero para ciertos conductores. Tal es el caso de quienes manejan transporte público, transporte de carga, vehículos de servicio mercantil o escolar.
Los conductores jóvenes o con licencias provisionales también pueden estar sujetos a límites más bajos, dependiendo de la legislación local. Algunas entidades establecen restricciones más severas para este grupo, considerando su menor experiencia al volante.
El límite de alcohol de un estado puede no ser el mismo en otro
Cabe destacar que los límites pueden variar ligeramente entre estados, ya que cada entidad federativa tiene la facultad de establecer su propio reglamento de tránsito. Por ello, un nivel de alcohol permitido en un estado podría ser sancionable en otro. Esta situación obliga a los conductores a informarse sobre la normativa local, especialmente cuando viajan por carretera.
Más allá de los límites legales, especialistas en seguridad vial recomiendan no conducir después de consumir alcohol, incluso si se cree estar por debajo del máximo permitido. El alcohol afecta reflejos, percepción y capacidad de reacción desde la primera copa, aumentando el riesgo de accidentes.
