Tener un auto propio representa comodidad, pero también una inversión significativa que vale la pena cuidar. Además del mantenimiento mecánico periódico, muchos conductores desconocen que su forma de manejar influye directamente en la vida útil del vehículo. Adoptar buenos hábitos al volante no solo mejora su rendimiento, sino que también reduce el desgaste prematuro y evita costosas reparaciones.
Uno de los principales consejos es evitar aceleraciones y frenadas bruscas. Acelerar de forma repentina o frenar violentamente genera un mayor esfuerzo en el motor, frenos, suspensión y transmisión. Lo ideal es mantener una conducción suave, anticipando el tráfico y utilizando el freno motor en descensos o al acercarse a semáforos.
También es recomendable esperar unos segundos antes de arrancar por completo el auto, especialmente en motores a gasolina o diésel, ya que esto permite que el aceite se distribuya adecuadamente por todo el sistema. Aunque los coches modernos no necesitan un calentamiento prolongado, iniciar suavemente ayuda a proteger el motor, según la página de Kavak.
El límite de velocidad puede ser tu mejor aliado
Otro hábito fundamental es respetar los límites de velocidad y las revoluciones del motor. Conducir constantemente a altas revoluciones (RPM) sin necesidad aumenta el desgaste interno y el consumo de combustible. Además, abusar del embrague (en autos manuales) o acelerar en punto muerto puede reducir la vida útil de estos componentes.
El uso adecuado del aire acondicionado también influye, no lo enciendas a su máxima potencia apenas al arranques el auto, y recuerda apagarlo cuando el motor sigue funcionando a altas revoluciones. Estas prácticas ayudan a cuidar el sistema de climatización. Finalmente, es crucial estar atento a ruidos extraños, vibraciones o testigos encendidos. Ignorarlos puede agravar problemas mecánicos menores que, de no atenderse a tiempo, se convierten en fallas mayores.
