La idea de que conducir con las ventanas abiertas puede incrementar el consumo de gasolina ha sido objeto de debate durante años, especialmente entre quienes buscan ahorrar combustible. En términos generales, sí es cierto que manejar con los vidrios abajo puede aumentar ligeramente el consumo, aunque la magnitud del efecto depende de varios factores, como la velocidad del vehículo, el tipo de auto y las condiciones del entorno.
Cuando un automóvil circula con las ventanas abiertas, se altera su aerodinámica. Esto significa que el aire entra al habitáculo y crea una mayor resistencia al avance, también conocida como “drag”. Esta obliga al motor a hacer un esfuerzo adicional para mantener la velocidad deseada, especialmente en carretera. A bajas velocidades (por debajo de 60-70 km/h), este efecto es mínimo, por lo que en ciudad el impacto sobre el consumo de gasolina es poco significativo.
Sin embargo, a velocidades mayores, como en autopistas, la resistencia aerodinámica se incrementa considerablemente. Diversos estudios realizados por la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE, por sus siglas en inglés), han mostrado que, en ciertos modelos de vehículos, manejar con las ventanas abiertas a más de 90 km/h puede aumentar el consumo de combustible entre un 5 y 10 por ciento, dependiendo de la forma del vehículo y el ángulo del viento.
¿Es mejor cerrar las ventanas al manejar?
Ahora bien, muchos conductores optan por cerrar los cristales y encender el aire acondicionado como alternativa. Pero esto también tiene un impacto en el consumo, ya que el sistema de climatización demanda energía directamente del motor. En ciertos modelos y condiciones, el uso del aire puede consumir incluso más gasolina que las ventanas abiertas, especialmente si se utiliza a máxima potencia.
Manejar con ventanas abiertas sí puede aumentar el consumo, pero principalmente a altas velocidades. En ciudad, el impacto es mínimo, por lo que es una opción razonable si se busca evitar el uso excesivo del aire acondicionado. La clave está en adaptar la decisión según el tipo de trayecto y las condiciones del entorno.
