Girar el volante con el auto completamente detenido es una práctica que muchas personas realizan sin saber que puede causar daños significativos en el sistema de dirección, los neumáticos y otros componentes mecánicos del auto. Aunque parece una acción inofensiva, sus consecuencias a largo plazo pueden ser costosas.
Uno de los principales afectados es el sistema de dirección, especialmente en autos con dirección asistida, ya sea hidráulica o eléctrica. Cuando se gira el volante sin que las ruedas estén en movimiento, se genera una mayor resistencia, lo que obliga al sistema a trabajar con más esfuerzo del necesario. Con el tiempo, esto puede provocar un desgaste prematuro de componentes como la bomba de dirección, las mangueras o el motor eléctrico del sistema asistido, dependiendo del tipo de dirección.
De acuerdo con Michelin, los neumáticos también sufren las consecuencias. Al girar el volante en seco, es decir, sin que el vehículo esté en movimiento; las llantas se arrastran contra el pavimento, lo que incrementa el desgaste irregular, sobre todo en los bordes. Esta fricción innecesaria no solo reduce la vida útil de las llantas, sino que también puede afectar la alineación del vehículo, generando problemas en la conducción y aumentando el consumo de combustible.

Además, girar el volante con el auto detenido ejerce presión sobre otros componentes como los brazos de suspensión, las rótulas y los bujes. Estos elementos están diseñados para trabajar en conjunto con el movimiento del vehículo, por lo que forzarlos en parado puede causar daños estructurales o aflojamientos con el tiempo.
¿Cómo evitar daños por girar el volante con el auto detenido?
Desde una perspectiva práctica, es preferible iniciar un leve movimiento del vehículo antes de girar el volante. Esta acción facilita que las ruedas cambien de dirección con menos resistencia, reduciendo la tensión sobre todos los componentes involucrados.
Aunque girar el volante con el auto detenido parezca una maniobra común, evita hacerlo siempre que sea posible. Adoptar el hábito de mover el volante solo cuando el auto está en movimiento, aunque sea mínimo, prolonga la vida útil del sistema de dirección, reduce el desgaste de las llantas y previene daños costosos en la suspensión.