En las vialidades de la Ciudad de México y en muchas otras urbes del país, es común que algunos automovilistas recurran al claxon o a las luces altas para presionar a otros conductores. Esta práctica, además de ser molesta, puede generar estrés, distracciones y hasta accidentes de tránsito. Saber cómo reaccionar ante estas situaciones es fundamental para mantener la seguridad al volante.
Lo primero es conservar la calma. Responder con enojo o con la misma agresividad puede hacer más grande el problema. Los especialistas en seguridad vial recomiendan mantener la atención en el camino y evitar cualquier tipo de confrontación con el otro conductor, ya sea verbal o gestual.
En segundo lugar, es importante respetar los límites de velocidad y las normas de tránsito. Aunque otro conductor intente presionarte, no debes exceder la velocidad permitida ni realizar maniobras riesgosas para “quitarte de encima”. Según la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), ceder al impulso de acelerar podría ponerte en peligro a ti y a otros automovilistas.

Si las condiciones de la vía lo permiten, lo más recomendable es cambiar de carril de manera segura y dejar pasar al vehículo que presiona. Esta acción no significa ceder ante la agresividad, sino priorizar tu seguridad y la de los demás. En vialidades de un solo carril, lo más prudente es mantener tu trayectoria sin invadir acotamientos o realizar movimientos bruscos.
Otra medida importante es mantener la distancia adecuada. Si el que presiona está demasiado cerca, evita frenar de manera repentina. Conducir a la defensiva implica prever este tipo de situaciones y mantener siempre un margen de seguridad.
Pide ayuda a las autoridades
En casos extremos, cuando la presión se convierte en acoso constante o representa un riesgo evidente, se recomienda reportar la situación a las autoridades. En la CDMX, por ejemplo, se puede llamar al 911 o solicitar apoyo a través de Locatel (55 5658 1111). Anotar las placas del vehículo agresor puede ayudar a levantar un reporte formal.
Finalmente, conviene recordar que el uso excesivo del claxon o de las luces altas, cuando no son necesarios, constituye una infracción al reglamento de tránsito, ya que se considera una forma de conducción agresiva.