En la Ciudad de México, los operativos del alcoholímetro son una medida constante para prevenir accidentes y fomentar la seguridad vial. Conducir bajo los efectos del alcohol no solo pone en riesgo la vida del conductor, sino también la de peatones y otros automovilistas. Conocer consejos prácticos y alternativas de movilidad puede ayudar a evitar multas, sanciones y situaciones de riesgo.
El primer consejo es no conducir si se ha consumido alcohol. La Ley de Movilidad y Transporte de la CDMX establece un límite de 0.40 miligramos de alcohol por litro de sangre para conductores particulares. Sin embargo, lo más seguro es optar por la sobriedad total al volante. Incluso cantidades pequeñas pueden afectar la concentración, los reflejos y la capacidad de reacción, incrementando la probabilidad de accidentes.
Otra recomendación es planificar con anticipación. Si se sabe que habrá consumo de alcohol, se puede prever el uso de transporte alternativo, como taxis, plataformas de movilidad compartida (Uber, Didi, Beat) o transporte público. Estas opciones permiten regresar a casa de manera segura sin poner en riesgo la integridad propia o la de otros.

Alternativas para evitar el alcoholímetro
Es importante también considerar la designación de un conductor responsable cuando se viaja en grupo. Esta persona no debe consumir alcohol y se encargará de manejar el vehículo hasta llegar al destino. Esta práctica es común y altamente efectiva para reducir accidentes y multas relacionadas con el alcoholímetro.
Otra alternativa útil es acudir a aplicaciones de movilidad o servicios de conductor de apoyo, donde se puede contratar un chofer temporal para conducir el vehículo propio. Esto es especialmente práctico cuando se requiere trasladar el auto a largas distancias y se desea mantener la comodidad del vehículo propio.
Finalmente, se recomienda informarse sobre los horarios y ubicaciones de los alcoholímetros en la CDMX. Saber dónde suelen instalarse los filtros permite planificar rutas seguras y evitar sorpresas desagradables. Sin embargo, esto no debe interpretarse como una forma de evadir la ley, sino como una herramienta para tomar decisiones más responsables.