Porsche anunció el pasado mes de agosto que se convertiría en una empresa pública al ingresar a la bolsa con una valoración de hasta $85,000 millones de dólares.
Su cotización sería una de las más grandes en la bolsa desde 1999, e inversores como Red Bull quieren una rebanada de las acciones de la compañía.
Como reportamos con anterioridad, la IPO (Oferta Pública Inicial) se lanzará este mes de septiembre, y de acuerdo con los reportes preliminares, Porsche ya tiene más ofertas que acciones disponibles a la venta.
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A pesar del éxito que su IPO está teniendo, la compañía se está enfrentando a un problema que ha hecho pensar dos veces a los inversionistas sobre comprar un pedazo de Porsche o no.
Este problema es el de la gobernanza; y es que los inversionistas mayores tendrán una influencia limitada sobre las decisiones de la compañía.
Potenciales inversores de Porsche se lo piensan dos veces
Entre los temores principales de invertir en Porsche está que la marca pierda gradualmente sus credenciales de lujo por la influencia tan fuerte que tendrá Volkswagen (quien sería su principal accionista con derecho a voto).
Estos temores se vieron potenciados por el reciente nombramiento de Oliver Blume como nuevo CEO de Volkswagen Group, y que a su vez es jefe de Porsche.
De acuerdo con fuentes cercanas a la materia, el nombramiento de Blume sentó muy mal con los potenciales inversores, ya que temen que haya un conflicto de interés.
Lo que hace especial ruido es el escándalo del dieselgate. Si bien Porsche tiene buenas calificaciones en materia ambiental y social, ya que pretende convertir al menos 80% de su portafolio a autos eléctricos hacia 2030.
Sin embargo, el dieselgate preocupa y recuerda que la gestión de las empresas juega un papel importante en temas ambientales.
La influencia y la presencia tan fuerte de Volkswagen en Porsche hace que los inversores se preocupen por la gestión de la compañía, y cómo esto pudiera impactar no solo la imagen de Porsche sino su futuro y sus productos.
Blume, en entrevista con Reuters, restó importancia a las preocupaciones por su doble papel como director general de Porsche y Volkswagen, y dijo que son solo algunos inversores los que han expresado preocupación.