Los deportistas de alto rendimiento cuentan con una disciplina especial que les permite llevar a sus cuerpos al límite, controlando aspectos que los seres humanos “normales” ni siquiera consideramos. Esto precisamente quedó al descubierto luego de que se publicara en el portal iScience un estudio llevado a cabo por investigadores que descubrieron que los pilotos de automovilismo como la Fórmula 1, tienen una manera muy curiosa de gestionar el parpadeo mientras están compitiendo.
Según detalles del sitio especializado, Medline Plus, una persona parpadea de manera normal en promedio hasta 15 veces por minuto, lo que permite que la humedad en los ojos sea la adecuada, y que sustancias externas o peligrosas como el humo, no se alberguen en esta zona tan delicada de nuestro cuerpo.
Pero en los pilotos no es igual. Los investigadores del estudio antes citado, analizaron la actividad de los conductores en tres circuitos diferentes de Japón, colocando cámaras al interior de sus cascos, permitiendo que recorrieran más de 300 vueltas.
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Por sorprendente que parezca, los autores de este estudio se dieron cuenta que el nivel de concentración al que está sometido un piloto es mayor de lo que esperamos, por lo que el número de parpadeos de estos disminuía en relación con una persona normal, además de que sus parpadeos siempre coincidían en los mismos puntos del circuito.
Se llegó a la conclusión de que los pilotos tienden a parpadear más en las rectas de los circuitos, caso contrario lo que ocurre cuando tienen que cambiar de dirección o velocidad, pues su atención está al cien por ciento enfocada en la carrera, por lo cual permanecerán con los ojos bien abiertos sin perder detalle de lo que está pasando.
Los científicos descubrieron que los pilotos de automovilismo, tienden a “programar” sus parpadeos, permitiendo que ocurran en zonas y momentos en los que su atención no debe ser tan rigurosa.
Luego de estos hallazgos, los científicos que están llevando a cabo esta investigación, han mostrado interés en conocer la forma en la que estos deportistas logran regular una función que se lleva a cabo de manera inconsciente para el grueso de la población, por lo que si hay algo seguro es que, aún hay mucha tela de donde cortar en este tema.