El Gran Premio de Brasil suele despertar gran emoción entre los fanáticos de la Fórmula 1, no solo por la intensidad del circuito de Interlagos, sino también por la pasión de los aficionados brasileños, quienes han visto a varios de sus ídolos triunfar en casa. A lo largo de la historia, solo unos pocos pilotos brasileros han logrado el sueño de ganar frente a su público, dejando momentos memorables en la historia del automovilismo.
El primero en hacerlo fue Emerson Fittipaldi, quien inauguró la lista de victorias locales en 1973, cuando el Gran Premio se disputó en el Autódromo de Interlagos, en São Paulo. Fittipaldi, bicampeón mundial, repitió su triunfo en 1974, consolidando el amor de los brasileños por la F1 y abriendo el camino para las futuras generaciones.

Posteriormente, José Carlos Pace logró una emotiva victoria en 1975, también en Interlagos, al volante de un Brabham-Ford. Aquel triunfo tuvo un significado especial, ya que fue su única victoria en la F1 y, tras su trágica muerte dos años después, el circuito fue renombrado en su honor como Autódromo José Carlos Pace, nombre que conserva hasta hoy.
Durante la década de los ochenta y noventa, el gran protagonista fue Ayrton Senna, considerado por muchos el mejor piloto brasileño de todos los tiempos. Ganó el GP de Brasil en 1991 y 1993, ambas veces con McLaren. Su victoria de 1991 es una de las más recordadas de la historia: cruzó la meta exhausto, con problemas en la caja de cambios, y apenas pudo levantar el trofeo en el podio, emocionando a millones de fanáticos.
Brasil espera a su siguiente gran piloto
El último brasileño en ganar en casa fue Felipe Massa, quien se impuso en tres ocasiones: 2006, 2008 y 2016 (esta última en exhibición no oficial). Su victoria de 2008, especialmente, quedó marcada por la tensión del campeonato, ya que Massa celebró el título por unos segundos antes de que Lewis Hamilton lo arrebatara en la última curva de la carrera.
Desde entonces, ningún piloto brasileño ha vuelto a subir a lo más alto del podio en Interlagos, pero cada edición del GP de Brasil mantiene vivo el espíritu de esos héroes locales que hicieron vibrar a todo un país con su talento y pasión por la velocidad.