CONOCE ESTAS HISTORIAS DEL GIRO DE ITALIA

Giro de Italia: Datos históricos que debes saber de esta longeva competencia ciclista

Existe desde 1909, época en la que este deporte solía ser tortura y sufrimiento puro. En ella también hay cientos de mitos y leyendas, como fue el caso de la primera ciclista en correrlo y un soldado de la Primera Guerra Mundial que lo dieron todo.

Recordamos a Alfonsina Strada y Ottavio Bottecchia
Conoce a este par de ciclistas que forman parte de la historia del Giro de Italia.Recordamos a Alfonsina Strada y Ottavio BottecchiaCréditos: Giro de Italia
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El Giro de Italia existe desde el 13 de mayo de 1909, año en que se realizó la primera competencia ciclista, dando inicio en la plaza di Loreto de Milán. De los 127 corredores que se inscribieron, sólo 49 terminaron la demandante carrera dividida por etapas, que en total tuvo un recorrido de 2.448 kilómetros. A lo largo de su historia hay una infinidad de personajes y hechos históricos que envuelven al evento. Aquí recordamos a los ciclistas Alfonsina Strada y Ottavio Bottecchia.

La reina del pedal del Giro de Italia

La ciclista italiana Alfonsina Strada fue la primera mujer en competir en el Giro de Italia. Nació en 1891 y sus inicios en las carreras de bicicletas se dieron a inicios del siglo XX, cuando comenzó a competir con hombres, siendo la única mujer en la provincia de Módena, al noroeste de Bolonia.

En aquella época, a las únicas mujeres que se les veía pedalear una bicicleta, era quienes pertenecían a la alta sociedad italiana. No obstante, periódicos como La Gazzetta di Venezía decían que “el velocipedismo era un invento infernal que distanciaba al marido de su mujer”. También algunos doctores no se escapaban de ese tipo de comentarios machistas, diciendo que “los sillines eran un instrumento para la masturbación femenina”.

Alfonsina Strada, distinto a pedalear con vestidos y sombreros, llevaba puestos pantalones cortos, similar a los ciclistas masculinos que competían en el Giro de Italia. Incluso, para comenzar a destacar en el ciclismo, tenía que mentirle a su familia, diciendo que iba a misa.

De alguna forma, Alfonsina Strada comenzó a ser aceptada, pero no se escapó de oír malos comentarios, como cuando dijeron que “era la prostitución del deporte”. A pesar de eso, recibió el apoyo de su familia campesina, por lo que a la edad de 16 años decidió irse a Turín, donde las carreras ciclistas de mujeres eran más comunes; se abrió camino y algunos periódicos la nombraron la mejor ciclista italiana.

Años después, Alfonsina Strada viajaba por Europa. Ganaba medallas, batía récords mundiales y hacía exhibiciones acrobáticas por diversión y dinero. Pero lo que la pone en lo más alto de la historia del ciclismo se dio en 1924, cuando siendo anunciada de forma masculina (Alfonsin) corrió el Giro de Italia de ese año.

En la primera etapa pedaleó más de 13 horas y en la segunda hizo todavía más. Por lo mismo, en las siguientes se volvió común que la gente saliera de sus casas para verla pasar con su bicicleta. Al final de la competencia, Alfonsina Strada, nombrada como la “Reina del Pedal”, recibió reconocimientos de organizadores, periodistas y del gremio ciclista.

El soldado de la Primera Guerra Mundial que corrió el Giro de Italia

Durante la Primera Guerra Mundial era común que soldados italianos (conocidos como infantería ciclista) llevaran en sus espaldas bicicletas plegables de la reconocida marca Bianchi. Para esas épocas de 1914 a 1918, tiempo que duró la confrontación, las bicis eran robustas y pesadas.

Este invento bélico sería muy importante en las batallas de la Primera Guerra Mundial. De hecho, el Ejército italiano decía que “las bicicletas eran unos caballos que se podían transportar fácilmente, que no comían, no bebían, no relinchaban y tampoco se escapaban”. Igualmente, que “sin usar combustible, daban un gran uso para desplazarse de forma rápida y transportar armas”.

Todo eso lo vivió Ottavio Bottecchia, quien aprendió a pedalear una bicicleta durante la Primera Guerra Mundial, corrió el Giro de Italia en 1923 y se convirtió en el primer italiano en ganar una de las otras grandes competencias ciclistas: el Tour de Francia de 1924 y 1925.

Acerca de sus memorias bélicas con una de esas bicicletas Bianchi, ya fuera pedaleándola o cargándola en su espalda, llegó a declarar: “Recuerdo un viaje largo por las montañas, pedaleando con una pesada metralleta a la espalda. Debía transportarla hasta un puesto remoto en los Alpes, donde nuestros soldados padecían el fuego enemigo y estaban a punto de perder la posición. Debí trepar por senderos […] Poco después de mi llegada, las tropas austriacas lanzaron un ataque y los italianos pudieron rechazarlo gracias a la metralleta”.