La compañía subsidiaria de Boeing, Jeppsen, fue víctima de un ciberataque este viernes que afectó los servicios digitales y de flujo de datos que esta firma ofrece a la propia Boeing y otras compañías aéreas.
La compañía emitió un comunicado esta mañana diciendo que estaba experimentando serias disrupciones en sus productos y servicios, y como consecuencia, sus canales de comunicación se habían caído.
Esto causó una serie de dificultades en la planeación de vuelos; sin embargo, Jeppsen dijo que, hasta el momento, no tenía motivos para creer que el ciberataque pusiera en peligro ningún vuelo, y que no era una amenaza mayor.
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Prometió continuar reportando el estado de sus activos con el fin de que no hubiera incertidumbre por parte de sus clientes.
La noticia se da enseguida después de que Boeing hiciera público su plan de recuperación económica, luego de que sufriera requiebros este año.
El plan, que publicó la compañía este miércoles, incluye la intención de incrementar las entregas de aviones y jets, e incrementar las ganancias netas de la firma.
Los problemas de Boeing durante 2022
Los problemas de Boeing durante 2022 han sido varios: en primer lugar, ha fallado cinco trimestres consecutivos en alcanzar las ganancias estimadas de Wall Street.
Esto le ha costado una caída en sus acciones del 22% sólo en 2022. En el índice de S&P 500 la caída de Boeing ha sido del 19%.
Solo esta semana la compañía presentó números más relevantes: tuvo un aumento en sus acciones del 9%, lo que sugiere que sus inversionistas se sienten más confiados al respecto del futuro de la compañía aérea y espacial, incluso cuando los cuellos de botella en la cadena de producción de aviones, y los crecientes riesgos en los mercados del mundo siguen como desafíos.
Apenas el día de ayer las acciones de Boeing cerraron con un rally de 6.3% que alcanzó los $156.75 dólares por acción.
En este sentido, los planes que la compañía presentó para la recuperación de sus finanzas llegaron en el momento preciso.
De acuerdo con analistas, los planes de Boeing son sorprendentes: lo que necesita es apuntalar sus flujos de efectivo para pagar su deuda neta, misma que acumuló durante la constricción económica de la pandemia.
La salida del mercado del Boeing 737 MAX, el más vendido de la marca, será una parte central de ese plan, ya que incrementará la confianza en la compañía, después de que este infame modelo de avión acumulara cierto número de accidentes fatales.
De acuerdo con Goldman Sachs, las perspectivas de la compañía son positivas y le podría atraer nuevos inversores.
Sin embargo, no todos están de acuerdo. Algunos inversores de Ingalls & Snyder vendieron el total de sus acciones de Boeing a inicios del 2020.
Para ellos el plan es “alcanzable”, pero el éxito del plan depende de las ventas que acumulen nuevos modelos como el 787, y la mano de obra y la cadena de producción siguen con problemas.
Finalmente, las alzas tan agresivas en las tasas de interés no pintan un buen panorama a la compañía, a decir de estos inversores. Boeing pretende producir 10,787 aviones hacia 2025, meta que quizá no se cumpla.