Revisar con frecuencia la presión de las llantas no solo es una práctica de mantenimiento básico, sino una medida crucial para prevenir accidentes de tránsito. De acuerdo con organismos como la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), mantener los neumáticos en el nivel de presión correcto influye directamente en la seguridad, el rendimiento y la estabilidad del vehículo.
Cuando una llanta está por debajo de la presión recomendada, su superficie de contacto con el pavimento aumenta, lo que provoca un mayor calentamiento, desgaste irregular y pérdida de control, especialmente al tomar curvas o frenar de emergencia. Este sobrecalentamiento puede derivar en reventones inesperados, una de las principales causas de accidentes en carretera. Por el contrario, una presión superior a la ideal reduce el agarre del neumático y aumenta el riesgo de derrape sobre superficies mojadas o irregulares.

Además del peligro directo, una presión incorrecta afecta la distancia de frenado. Según pruebas realizadas por Michelin y Continental, los vehículos con llantas infladas por debajo del nivel adecuado pueden necesitar hasta 10% más distancia para detenerse completamente. En condiciones de lluvia o asfalto caliente, esa diferencia puede ser determinante entre evitar o sufrir un accidente.
Otro aspecto relevante es el consumo de combustible. Llantas con baja presión generan mayor resistencia al rodamiento, obligando al motor a trabajar más. La Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE) estima que una presión incorrecta puede incrementar el gasto de gasolina hasta en un 4%, además de acelerar el desgaste del neumático y acortar su vida útil hasta en un 25%.
¿Cada cuándo revisar el nivel de presión de las llantas?
Se recomienda revisar la presión al menos una vez al mes y siempre antes de realizar viajes largos. La verificación debe hacerse con el vehículo en frío, utilizando un manómetro confiable y ajustando los valores de acuerdo con lo indicado por el fabricante, generalmente especificado en la puerta del conductor o el manual del auto.
Hoy en día, muchos vehículos nuevos incorporan sistemas de monitoreo de presión de llantas (TPMS) que alertan al conductor ante cualquier variación. Sin embargo, este sistema no reemplaza las revisiones manuales, ya que puede no detectar pequeñas pérdidas de aire.