Aunque muchos automovilistas lo hacen con la idea de “aprovechar” al máximo el tanque, seguir llenando de gasolina después del primer clic de la bomba puede resultar contraproducente y, en algunos casos, dañar el vehículo. Ese sonido no es una señal arbitraria, forma parte de un sistema de seguridad diseñado para evitar sobrellenar y prevenir riesgos.
El primer “clic” ocurre cuando la pistola del surtidor detecta que el combustible ha llegado a un nivel cercano al tope del tanque. Los dispensadores modernos tienen un sensor automático de presión que corta el flujo de gasolina para impedir que el líquido se derrame o cause exceso de vapores. Si el conductor insiste en llenar más, el combustible puede entrar en el sistema de evaporación (EVAP), una parte esencial del auto que evita la liberación de gases contaminantes.

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), llenar el tanque más allá del primer clic puede provocar que el combustible líquido entre al canister de carbón activado, un componente que solo debe recibir vapores. Cuando esto ocurre, el sistema puede saturarse y generar fallas en el motor, encendido del testigo “Check Engine” e incluso aumento del consumo de gasolina.
Además, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) advierte que el sobrellenado también incrementa la emisión de compuestos orgánicos volátiles, responsables de la formación de ozono troposférico, un contaminante nocivo para la salud y el ambiente.
La hora en la que llenas el tanque afecta la capacidad del auto
Otro punto a considerar es el riesgo de derrames. Cuando el combustible se expande por el calor o por movimientos del vehículo, el exceso puede salir del tanque, dañar la pintura del auto y representar un peligro de incendio.
Por ello, se recomienda detener el llenado inmediatamente al escuchar el primer clic, cerrar bien el tapón del tanque y evitar llenar el depósito en horas de calor intenso, ya que la expansión del combustible es mayor.