Conducir durante largos periodos de tiempo sin descansar representa un riesgo elevado para la seguridad vial, ya que el cansancio disminuye la capacidad de reacción, afecta la concentración y aumenta la probabilidad de cometer errores al volante. Por ello, uno de los puntos más importantes al planear un viaje por carretera es determinar cada cuánto tiempo se debe hacer una pausa y cuál es la duración ideal para que sea realmente efectivo.
La pausa ideal debe realizarse cada dos horas de manejo continuo o tras recorrer entre 150 y 200 kilómetros, dependiendo del tipo de carretera y del tráfico. El tiempo recomendado para que el cuerpo y la mente se recuperen oscila entre 15 y 20 minutos como mínimo. En ese lapso, es fundamental salir del vehículo, estirar las piernas, hidratarse y permitir que los músculos descansen de la tensión postural que se acumula al estar sentado frente al volante.
Si la fatiga es más intensa, se sugiere realizar descansos más prolongados de entre 30 y 45 minutos, especialmente en trayectos que superan las cinco horas. Para viajes de larga distancia, se recomienda incluir un descanso mayor de una a dos horas después de manejar más de 8 horas, o incluso planear paradas estratégicas para dormir, ya que un conductor sin descanso adecuado puede presentar efectos similares a manejar en estado de ebriedad.
¿Cómo tomar un descanso de forma adecuada?
Durante estos descansos no es recomendable permanecer dentro del vehículo revisando el teléfono o respondiendo mensajes, pues esto mantiene activa la atención visual y mental sin permitir una recuperación real. Lo más efectivo es caminar, realizar estiramientos de cuello, piernas y espalda profundamente, consumir agua o bebidas con electrolitos, evitar comidas muy pesadas y, si es necesario, tomar una siesta corta de máximo 20 minutos.
Los signos de cansancio que indican la necesidad urgente de detenerse incluyen: parpadeos frecuentes, dolor de cuello, dificultad para mantener la velocidad, desviaciones en el carril, reacción tardía ante frenos o señales y sensación de sueño. Ignorar estos síntomas incrementa el riesgo de accidentes graves al conducir.
