Deducir un auto ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) puede aportar ahorros significativos en impuestos, siempre y cuando se cumplan con los requisitos legales establecidos. Pero una pregunta frecuente es si es válido hacerlo cuando el vehículo está registrado a nombre de un socio, familiar o un tercero distinto al contribuyente.
Para que un auto sea considerado deducible, debe estar registrado, facturado, a nombre del contribuyente o de la persona moral que realice la deducción. Si está a nombre de un familiar, socio o tercero, no cumplirías ese requisito básico, lo cual impide que el gasto sea considerado legítimo por el SAT.
Además, la deducción tiene sentido sólo si el uso del vehículo está vinculado directamente a una actividad empresarial o profesional, debe ser “herramienta indispensable” para generar ingresos, ya sea de una empresa, negocio o actividad profesional, y no simplemente para uso personal.
Las reglas también limitan el monto deducible, en general, para autos a gasolina o diésel, el tope es de 175 mil pesos, mientras que para autos híbridos o eléctricos el monto asciende hasta 250 mil pesos. Este límite se aplica incluso si el vehículo costó más.
Consecuencias de deducir un auto que le pertenece a un tercero
En este contexto, si compras un auto a nombre de un familiar con la intención de deducirlo tú, aunque tú lo uses en tu negocio, corres el riesgo de que la autoridad fiscal rechace la deducción. Según criterios de la normatividad fiscal, deducir gastos que se realizan “a favor de un tercero” cuando no existe una relación laboral o de servicios profesionales puede considerarse una práctica indebida.
Si se detecta que un contribuyente intenta deducir un auto a nombre de otra persona sin justificación válida, podría perder el derecho a la deducción, perder acreditamiento de impuestos como el IVA, o incluso enfrentar sanciones por evasión fiscal.
