Durante días festivos, puentes largos y periodos vacacionales, los operativos de alcoholímetro se intensifican en diversas ciudades de México. Esta medida suele generar dudas y molestias entre algunos conductores, pero responde a una estrategia de prevención basada en estadísticas de siniestros viales y consumo de alcohol en fechas específicas del calendario.
Las autoridades de tránsito han identificado que en días festivos aumenta de manera considerable el consumo de bebidas alcohólicas. Celebraciones como Navidad, Año Nuevo, Semana Santa o fiestas patrias suelen estar acompañadas de reuniones sociales, comidas familiares y eventos nocturnos donde el alcohol está presente. Este incremento eleva el riesgo de que personas conduzcan bajo los efectos del alcohol, poniendo en peligro su vida y la de otros usuarios de la vía.
Una proporción significativa de los accidentes graves y fatales ocurre cuando el conductor ha ingerido alcohol. Por ello, los gobiernos estatales y municipales refuerzan los operativos de alcoholimetría en estas fechas como una medida preventiva, no recaudatoria. El objetivo principal es disuadir a los conductores de manejar después de beber, más que sancionar.
Otro motivo para intensificar los operativos es el aumento del flujo vehicular. En días festivos, muchas personas salen de la ciudad o regresan a ella al mismo tiempo, lo que genera mayor congestión y estrés al volante. La combinación de tráfico, cansancio y alcohol incrementa el riesgo de accidentes, por lo que las autoridades buscan reducir uno de esos factores.
En entidades como la Ciudad de México, el alcoholímetro opera bajo programas permanentes que se refuerzan en fechas clave. Esto implica más puntos de revisión, horarios extendidos y mayor número de pruebas aplicadas. Además, se da prioridad a zonas con alta concentración de bares, restaurantes, centros nocturnos y salidas carreteras.
Operativos de alcoholímetro buscan desincentivar el consumo entre conductores
Las sanciones aplicadas durante estos operativos suelen ser las mismas que en cualquier otro día: multas económicas, arresto administrativo, remisión del vehículo al corralón y, en algunos casos, pérdida de puntos en la licencia. Sin embargo, el impacto social es mayor, ya que se vuelven más visibles y constantes, enviando un mensaje claro de tolerancia limitada al consumo de alcohol al volante.
Estos operativos han contribuido a reducir accidentes y muertes en fechas críticas. Aunque no eliminan por completo el problema, sí ayudan a crear conciencia y a fomentar alternativas como el conductor designado, el uso de transporte público o servicios de taxi y aplicaciones.
