Ahorrar combustible es una de las principales preocupaciones de los automovilistas, especialmente ante el aumento constante en el precio de la gasolina. Una recomendación común es conducir a bajas revoluciones por minuto (rpm), pero ¿realmente esta práctica ayuda a reducir el consumo o puede resultar contraproducente?
En términos generales, conducir a revoluciones moderadas y estables sí contribuye al ahorro de gasolina, pero hacerlo de manera incorrecta puede generar el efecto contrario. El motor de un auto está diseñado para trabajar de forma eficiente dentro de un rango específico de rpm, conocido como “rango óptimo de operación”. Cuando se conduce dentro de ese, la combustión es más eficiente y el consumo se reduce.
Circular a revoluciones excesivamente altas implica que el motor gire más rápido de lo necesario, lo que incrementa el consumo de gasolina y el desgaste de componentes. Por esta razón, mantener el motor revolucionado sin necesidad, por ejemplo, al acelerar de forma agresiva o mantener marchas cortas a altas rpm, suele traducirse en un mayor gasto de combustible.
Sin embargo, conducir a revoluciones demasiado bajas tampoco es la solución ideal. Cuando el motor trabaja por debajo de su rango óptimo se produce lo que se conoce como “cascabeleo” o esfuerzo excesivo del motor. En estas condiciones, el sistema de inyección puede aumentar el suministro de gasolina para compensar la falta de potencia, lo que eleva el consumo y puede causar daños a largo plazo.
Las mejores formas de ahorrar gasolina al conducir
La clave está en cambiar de marcha en el momento adecuado. En vehículos con transmisión manual, normalmente se recomienda subir de velocidad entre las 2,000 y 2,500 rpm en motores a gasolina, aunque esta cifra puede variar según el modelo y la carga del vehículo. En autos automáticos modernos, las transmisiones están programadas para buscar la eficiencia, manteniendo las revoluciones bajas sin forzar el motor.
Otro factor importante es la conducción constante. Mantener una velocidad estable, evitar aceleraciones y frenadas bruscas y anticipar el tráfico permite que el motor opere de manera eficiente, incluso a bajas revoluciones. En carretera, el uso adecuado del control de velocidad crucero puede ayudar a mantener un consumo más equilibrado.
También influyen otros elementos como el peso del vehículo, el estado mecánico, la presión de las llantas y el tipo de motor. Un auto mal afinado o con llantas bajas de presión consumirá más gasolina, sin importar a qué revoluciones se conduzca.
