Decidir si es mejor llenar el tanque de gasolina al máximo o solo hasta la mitad es una duda común entre los automovilistas, especialmente en un contexto de precios fluctuantes y hábitos de conducción cada vez más optimizados. Ambas prácticas tienen ventajas y desventajas que pueden influir en el rendimiento del vehículo, en la economía del conductor y en la vida útil del sistema de combustible.
Llenar el tanque al máximo tiene como principal beneficio la reducción de visitas a la gasolinera. Esto permite recorrer trayectos largos sin interrupciones y brinda mayor tranquilidad en viajes por carretera o en zonas donde no hay estaciones cercanas. Además, mantener más gasolina dentro del depósito puede ayudar a disminuir la acumulación de vapores, lo que reduce la humedad interna y protege componentes como la bomba de combustible, que funciona mejor cuando está sumergida. Desde el punto de vista económico, si se anticipa un alza en los precios, llenar el tanque puede significar un ahorro a corto plazo.
Sin embargo, circular siempre con el tanque lleno también tiene desventajas. La gasolina aporta peso adicional al vehículo, dependiendo del tamaño del depósito se puede añadir entre 20 y 40 kilos. Ese incremento afecta ligeramente el rendimiento de combustible, sobre todo en autos pequeños o en conducción urbana con arranques y frenados constantes. Aunque la diferencia suele ser mínima, para algunos conductores orientados a maximizar cada litro puede ser un punto relevante.
Ventajas de solo llenar a la mitad el tanque
Por otro lado, llenar solo hasta la mitad puede ser conveniente para quienes buscan reducir el peso del automóvil y obtener un rendimiento ligeramente mejor. Esta práctica también permite aprovechar cambios repentinos en los precios, ya que el conductor puede comprar más gasolina justo cuando baja. Además, quienes realizan trayectos cortos y tienen gasolineras cercanas no suelen necesitar un tanque lleno constantemente.
No obstante, mantener niveles bajos de combustible de manera habitual puede generar problemas a largo plazo, como una mayor exposición de la bomba o la posibilidad de que sedimentos del fondo del tanque sean succionados, especialmente en vehículos antiguos o con mantenimiento irregular.
