En medio del auge del nearshoring —estrategia empresarial que consiste en trasladar operaciones o producción a países cercanos geográficamente— México se perfila no solo como una alternativa geográfica más cercana, sino como un punto de transformación operativa para las empresas globales que buscan más control, menos errores y mayor consistencia en su cadena de suministro, esto de acuerdo al INA Industria Nacional de Autopartes, A.C.
México se consolida como eje logístico de Norteamérica
Cuando una empresa muda sus operaciones a México, no solo reduce tiempos de tránsito: Rediseña su forma de operar; el verdadero valor está en hacer los procesos más predecibles, transparentes y veloces, aprovechando el ecosistema logístico, industrial y comercial que el país ha construido en las últimas décadas.
“Es como pasar de operar con un margen de error del 5% a uno por debajo del 1%”, señalan analistas del sector. “Eso se traduce en menos desperdicio, mejor planeación y decisiones más acertadas”.
Esta capacidad para perfeccionar la operación se convierte en una ventaja competitiva difícil de replicar. Ya no se trata solo de ahorrar costos, sino de ganar resiliencia, trazabilidad y tiempo de respuesta; en un contexto global donde los retrasos, los bloqueos y la incertidumbre se han vuelto parte del día a día, las empresas que operan desde México tienen mejores herramientas para adaptarse y responder con agilidad.
La nueva logística global no se mide en millas náuticas, sino en eficiencia aduanera, coordinación intermodal y velocidad de reacción. México, con su cercanía estratégica a Estados Unidos, su red de tratados comerciales y su infraestructura en expansión, se está posicionando como el eje operativo del comercio norteamericano.
Las compañías que entienden este nuevo paradigma no solo reducen gastos operativos. Están invirtiendo en cadenas de suministro más sólidas, más visibles y más preparadas para el futuro.
El nearshoring, en su versión más madura, deja de ser solo una reubicación geográfica. En México, se convierte en una oportunidad para repensar cómo se produce, se distribuye y se responde al mercado con una eficiencia que ya no es deseable, sino necesaria.
