Conducir en condiciones de neblina densa representa uno de los mayores riesgos en carretera debido a la reducción drástica de visibilidad. Esta puede aparecer de manera repentina y generar situaciones peligrosas si no se toman las precauciones adecuadas. Saber cómo actuar es fundamental para garantizar tu seguridad y la de los demás usuarios de la vía.
Lo primero que debes hacer al entrar en una zona con neblina espesa es reducir la velocidad de forma gradual. No frenes de manera brusca, ya que podrías provocar un accidente con los vehículos que circulan detrás de ti. Conducir despacio te permite tener más tiempo de reacción ante cualquier obstáculo inesperado o cambio en el camino.

Es crucial encender las luces bajas del auto, incluso si es de día. A diferencia de lo que muchos creen, usar las luces altas en condiciones de neblina es contraproducente, ya que la luz rebota en las partículas suspendidas en el aire y genera un “efecto pantalla” que reduce aún más la visibilidad. También puedes utilizar los faros antiniebla si tu vehículo los tiene.
Mantén una distancia mayor con respecto al vehículo de adelante. La neblina puede ocultar objetos o vehículos detenidos, por lo que dejar un amplio espacio es clave para evitar colisiones. Usa como referencia las líneas del pavimento para mantenerte en tu carril y no invadir el contrario.
Considera no manejar con niebla
Evita detenerte en plena vía. Si la visibilidad es tan baja que no puedes continuar, busca un lugar seguro fuera del camino, como una estación de servicio o un área de descanso, y enciende las luces intermitentes. Detenerte en el arcén o en la vía puede ser extremadamente peligroso, ya que otros conductores podrían no verte a tiempo.
Por último, mantente calmado y evita distracciones. No uses el celular ni te distraigas ajustando el sistema de sonido. La atención plena en estas condiciones puede marcar la diferencia entre llegar seguro o sufrir un percance.