Conducir bajo la lluvia en la Ciudad de México representa un desafío adicional para los automovilistas debido a la congestión vial, los encharcamientos, los baches y la baja visibilidad que suelen presentarse en esta temporada. Las avenidas principales, como Viaducto, Periférico, Insurgentes o Circuito Interior, pueden volverse peligrosas, por lo que adoptar medidas de precaución resulta fundamental para evitar accidentes.
Uno de los aspectos más importantes es reducir la velocidad. El pavimento mojado disminuye la adherencia de las llantas, aumentando el riesgo de derrapes y choques. Al circular más despacio, se tiene mayor control del vehículo y más tiempo para reaccionar ante imprevistos, como un charco profundo o un vehículo que frena de manera repentina.
El uso adecuado de las luces también es esencial. Encender las luces bajas, incluso durante el día, permite que otros conductores perciban con mayor claridad la presencia del automóvil. En cambio, el uso de luces altas no es recomendable, ya que la luz puede reflejarse en la lluvia y provocar deslumbramiento. Asimismo, las intermitentes deben reservarse únicamente para casos de emergencia o cuando el vehículo se encuentra detenido.
Otro consejo clave es mantener una distancia prudente con respecto al auto de adelante. En condiciones de lluvia, la distancia de frenado puede duplicarse, por lo que conservar un margen amplio ayuda a prevenir colisiones por alcance. Además, se recomienda evitar cambios bruscos de carril y maniobras repentinas que puedan hacer perder la estabilidad.

En la CDMX es común que las avenidas acumulen agua en tramos específicos, lo que aumenta el riesgo de aquaplaneo. Este fenómeno ocurre cuando las llantas pierden contacto con el pavimento al pasar por charcos a gran velocidad, dejando al conductor sin control del vehículo. Para evitarlo, es aconsejable sostener el volante con firmeza al conducir y no frenar bruscamente al cruzar zonas encharcadas.
La revisión previa del auto es muy importante en temporada de lluvias
También es recomendable revisar periódicamente las llantas y los limpiaparabrisas. Unas llantas con el dibujo desgastado reducen drásticamente la tracción en superficies mojadas, mientras que limpiaparabrisas en mal estado limitan la visibilidad. Estos detalles de mantenimiento pueden marcar la diferencia en un trayecto lluvioso.
Finalmente, planear con anticipación la ruta y considerar mayor tiempo de traslado es una estrategia efectiva. Durante la lluvia, el tráfico en la CDMX tiende a intensificarse, y la paciencia es tan importante como la pericia al volante.