El automovilismo mundial sufrió una pérdida devastadora en 1962 cuando el prometedor piloto mexicano Ricardo Rodríguez perdió la vida en un trágico accidente durante los entrenamientos para el Gran Premio de México. A sus escasos 19 años, Rodríguez ya era una figura destacada en el mundo de las carreras y formaba parte del prestigioso equipo italiano Ferrari.
Sin embargo, en 1962, el Gran Premio de México no era una carrera puntuable para el campeonato de Fórmula 1, y Ferrari no participaría en el evento. A pesar de esto, Rodríguez estaba decidido a competir y obtuvo el permiso de Ferrari para unirse al Racing Walker Team, dirigido por el acaudalado inglés Rob Walker, quien le cedió un asiento en un Lotus V-8. El automóvil originalmente estaba destinado para Stirling Moss, pero un grave accidente en Goodwood dejó al legendario piloto fuera de competencia.
El trágico accidente que cobró la vida de Ricardo Rodríguez ocurrió durante los primeros días de entrenamiento en el circuito Magdalena Mixhiuca. Rodríguez, al mando del Lotus V-8, tomó una curva de alto peralte a una velocidad de aproximadamente 150 kilómetros por hora. La proximidad de su vehículo a la valla izquierda hizo que no pudiera evitar un choque contra los rieles de seguridad. Este primer impacto provocó que el automóvil rebotara en dirección a la valla del lado derecho, resultando en una colisión de extrema violencia que arrojó al vehículo y al piloto en direcciones opuestas.
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El piloto holandés Carol Godin de Beaufort, que seguía al auto de Rodríguez en la sesión de entrenamientos, comentó: "Desde que Ricardo se dispuso a entrar a la curva peraltada, siempre pensé que lo estaba haciendo a una velocidad mayor de lo conveniente para tomar una curva de esas características con un automóvil de Fórmula 1. Siento de veras que un muchacho tan joven, con tan brillante porvenir en este deporte haya caído".
Ricardo Rodríguez, un mexicano que murió por un "error de cálculo" en el AHR
La hipótesis que prevaleció en ese momento fue un "error de cálculo" por parte del joven piloto mexicano. Dado que la tecnología y los conocimientos de la época no permitieron determinar una falla en los componentes del automóvil, la causa del accidente quedó en manos de la percepción de Rodríguez sobre la velocidad adecuada para la curva.
El 1 de noviembre de 1962, los titulares de los diarios mexicanos anunciaban la trágica noticia: "Ricardo Rodríguez, el joven y famoso corredor de automóviles mexicano, se mató ayer, a las 17:08 horas, cuando su coche, que corría a 150 kilómetros por hora, rebasó el peralte de una curva del autódromo de la Magdalena Mixhiuca".