A lo largo de la historia ha habido un buen número de autos malditos; autos que por su paso dejan una estela sangrienta y trágica irreconocible de la coincidencia o la superstición.
Porque, ¿cómo es posible que hasta 13 personas distintas mueran a bordo del mismo auto?
¿Cómo nos explicamos que incluso las piezas sueltas de estos autos malditos sigan causando calamidad y muerte por donde pasan?
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¿Es pura y dura coincidencia? ¿Una serie de sucesos desafortunados acaso ligados a la dificultad de manejar tal o cual modelo? O acaso puede ser algo más… algo que no tiene una explicación razonable y yace en los terrenos de lo oculto…
Definitivamente es materia para el terror e historias de Halloween, y ante la celebración de esta festividad y las consecuentes celebraciones de día de muertos en México, hemos decidido hacer esta lista.
Historias macabras de autos malditos
Porsche Spyder 550
Quizá el auto maldito por antonomasia, el auto que mató a James Dean, el actor de Rebelde sin causa y uno de los máximos ídolos de Hollywood en los 50.
A una semana de morir, amigos y gente cercana al actor le insistieron en que no condujera a ese “pequeño bastardo”, porque moriría en una semana.
Era un auto muy ligero y difícil de manejar en curvas. Desoyendo a todos, Dean encontró su final el 30 de septiembre de 1955. Después del accidente, el restaurador George Barris compró los retos del auto, mismo que camino al garaje produjeron siete accidentes, ocho heridos graves y cuatro muertes más.
Esto creó una leyenda que marcó negativamente al auto y a Barris, quien decidió deshacerse de toda pieza vinculada al viejo Spyder 550. Sin embargo, las piezas desaparecieron misteriosamente en un viaje a Nueva Orleans.
Bugatti Type 57 Tank
El auto que cobró la vida de Jean Bugatti en 1939: el hijo del mismísimo Ettore Bugatti.
Bugatti padre había soñado una noche algo terrible: su hijo Jean moriría a bordo de un auto con el número IX en la carrocería.
Al día siguiente, Jean anunció a su padre que correría en un prototipo de la marca familiar, un Type 57 Tank derivado del ganador de Le Mans de 1939.
Bugatti padre comprobó con espanto que en la carrocería del auto se leía el número IX. Con toda urgencia, Ettore mandó a invertir el numeral por XI para darle la vuelta a la premonición, sin resultado.
Poco después de haber iniciado las pruebas, y a unos 200 kilómetros por hora, Jean chocó de frente contra un árbol, después de que un ciclista borracho se metiera en su trayectoria sin más.
A partir de ese momento la vida de Ettore comenzó a colapsar, con una quiebra y hasta un juicio por traición y colaboracionismo durante la invasión alemana en Italia.
Hacia 1947 y en la misma fábrica donde se construyó el auto maldito, Ettore dejó la vida a causa de un colapso por una neumonía.
Facel Vega de 1960
El auto que cobró la vida de Albert Camus, el gran filósofo y escritor francés ganador del Premio Nobel (que rechazó).
Fue el 4 de enero de 1960. El amigo y editor de Camus, Michel Gallimard, iba al volante con Camus de copiloto y su familia e hijos en la parte trasera del auto.
Sin más, y sin razón aparente (revelarían las indagaciones posteriores) el Facel Vega perdió su trayectoría y se impactó contra un árbol. Sólo Camus murió.
Lo siniestro del asunto es que Camus detestaba los autos; le producían desconfianza. Tanto así que aquella noche el escritor y periodista no quería subirse al Facel Vega, y sólo aceptó hacerlo ante la insistencia de Gallimard.
Los médicos forenses incluso encontraron el boleto del tren que iba a tomar esa misma noche y que cambió por un destino fatal.
En 2011 surgió una teoría de conspiración que aseguraba que a Camus lo había matado la KGB; que espías soviéticos habían alterado el auto para que una llanta explotara a cierta velocidad.
Según esta teoría, la KGB quería impedir que Camus revelara los crímenes de lesa humanidad de Nikita Khrushchev, primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética. Sin embargo, especialistas literarios han desestimado esta teoría.
Gräf&Stift Double Phaeton
El auto que causó una guerra mundial. Se trata del auto donde murió el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, el día infame del 28 de enero de 1914.
A partir de la muerte de éste, la leyenda del auto maldito no hizo sino crecer, ya que todas las personas que tuvieron relación posterior con el auto murieron de forma trágica y horrible.
Las causas de muerte que este demonio de cuatro ruedas causó incluyen aplastamientos, amputaciones y suicidios.
De hecho, en los 12 años posteriores al magnicidio, el auto cobró la vida de 13 personas. Terminó en el Museo de Historia de Viena.
Años después, detonada la segunda gran guerra, las bombas que cayeron en el edificio y que prácticamente lo desaparecieron, no dejaron ni un solo rasguño al tenebroso Gräf&Stift.
Desde entonces nadie se ha atrevido a manejarlo nuevamente.