Hacia el año 2000, y con el Tratado de Libre Comercio funcionando desde algunos años atrás (1994), la llegada del nuevo milenio se antojaba como una promesa del futuro excepcional.
El surgimiento de la web 2.0 del Internet en 1999 trajo muchas promesas de modernidad y democracia, que no obstante colapsaron en el mundo occidental después de los ataques del 11 de septiembre a las torres gemelas de Nueva York, en 2001.
Este suceso marcó el inicio de una nueva era de guerra y terror que marcó a los mercados globales, y especialmente al de Estados Unidos y a su industria automotriz.
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Después del 2001 el colapso de las Big Three (Ford, General Motors y Chrysler) se empezó a dibujar con un declive, al principio modesto, de sus ventas.
Motivo por el Chrysler liquidó su división de autos Plymouth en 2001, y General Motors a Oldsmobile en 2004.
La caída de los mercados bursátiles luego del 9/11 impactó los fondos de inversión de las Big Three y las empujó a incrementar su deuda para mantener sus flujos de producción y ventas.
Una de las estrategias que adoptaron fue la de otorgar préstamos de alto riesgo, también conocidos como subprime, que son segundos préstamos para deudores de una hipoteca original. Esto ayudó a las Big Three a mantener sus ventas y sus flujos de efectivo.
Sin embargo, la proliferación de los préstamos subprime (en medio de la recesión que provocó el 9/11 y su consecuente crisis de gasolinas) creó un terreno fértil que desembocó en la madre de todas las crisis financieras, la crisis subprime del 2008.
Al día de hoy la crisis financiera del 2008 se mantiene como la más honda del mundo moderno, incluso peor que la Gran Depresión de 1928.
Esto también ha sido el mayor golpe que la industria automotriz de Estados Unidos haya recibido jamás.
Desde 2006 las ventas de autos comenzaron a enfriarse en Estados Unidos, con caídas de 2.27% anual; luego 3.45% en 2007.
Pero el golpe real vino después del 2008, con una caída de 18% en las ventas de autos totales, y luego de 21% en 2009.
En junio de ese año General Motors se declaró oficialmente en bancarrota; Ford había perdido ya $12 mil millones de dólares desde 2006, y Chrysler buscó apoyo financiero del gobierno para solventar su caída.
Fue en ese año cuando, apoyada por el presidente Barack Obama, Chrysler se unió con Fiat para resurgir de la bancarrota.
Aunque las Big Three asiáticas (Nissan, Toyota, Honda) se vieron también afectadas por la crisis, el verdadero problema se concentró en las tres grandes compañías americanas, que finalmente Barack Obama rescató en 2009 luego de inyectarles 25 mil millones dólares de capital, con la Presidential Task Force on the Auto Industry.
Sin embargo, mientras las automotrices americanas sufrían, se consolidaba modestamente otro cluster automotriz: las Big Three alemanas: Mercedes Benz, BMW y Volkswagen, que se mantuvieron sólidas en sus niveles de ventas desde el 2000 hasta el 2009.
Uno de los surgimientos más importantes fue el de Volkswagen que pasó de poseer el 2.45% del mercado de EU en el 2000, al 2.79% en 2009.
También BMW pasó del 1% del mercado en el 2000, al 2.28% en 2009; mientras que Mercedes Benz (Daimler) creció del 1.89% en el 2000, al 2.43% en 2009.
Los autos se diversifican en el hip hop: ingresan modelos extranjeros
En medio de este contexto, el imaginario de los autos en el hip hop se diversificó notablemente.
Si los Lexus y los Acura fueron los reyes del asfalto en los 90, fueron los autos de lujo extranjeros como BMW, Mercedes Benz (de alemania), los italianos como Lamborghini, Ferrari, y los ingleses Rolls Royce los que se posicionaron como los nuevos amuletos automotrices de raperos y artistas de la escena de los 2000.
Toda la década de los 2000, en contraste con el declive que vivieron las compañías, fue para el hip hop el auténtico boom del auto como símbolo y modelo.
En un estudio reciente de Medium.com decodificó a través del análisis de datos los nombres de autos o marcas que más aparecen en el hip hop.
El estudio se condujo a través del análisis de todas las letras que aparecen en la base de datos de Rap Genius.com, y el resultado fue impactante: la marca más mencionada en el rap, desde 1995, es Mercedes Benz, que aparece en un total de 4500 canciones.
El segundo lugar es Cadillac, con 3500 canciones; y el tercero es de Chevrolet, con poco más de 2500 canciones.
Sin embargo, en otro apartado del estudio podemos observar la trayectoria ascendente de los modelos extranjeros de lujo en el imaginario del hip hop, entre ellos Aston Martin, Audi, Bugatti, Ferrari, Lamborghini, Maserati, Maybach, Porsche y Rolls Royce.
De entre todos ellos, el que más menciones tuvo hacia 2010 fue Lamborghini, después Porsche, luego Maybach y finalmente Ferrari.
Ejemplos de esto podemos encontrarlos en una de las canciones más icónicas del grupo Big Tymers: “#1 Stunna” (2000), en la que podemos escuchar menciones a Bentley, Hummer, Jaguar, y Mercedes. Una de las barras más interesantes podemos encontrarla en el coro:
“James Bond, Jackie Chan, and that bitch, MacGyver/ Private planes, Jaguars, Bentley's, and Prowlers/ I'm the # 1 stunna!”.
El término stunna designa precisamente a aquellos sujetos que circulan por el vecindario en autos de gran lujo, y que son muy exitosos con las mujeres.
Otra de las apariciones notables de los autos extranjeros, especialmente del Mercedes Benz, la encontramos en el catálogo de Nate Dogg y su sencillo “Black Mercedes” (2005).
La pieza narra el encuentro del rapero con una mujer que maneja un Mercedes Benz negro, y cuya despapanante figura lo cautiva.
Dentro de las miles de canciones que nombran a Mercedes Benz, esta es una de las más notables toda vez que tiene el nombre del auto en el título de canción, y porque el auto en cuestión es manejado por una mujer.
El recurso de nombrar a una canción con un auto lo encontramos también en el sencillo de Lil B “Rolls Royce” (2009), una canción que liquida finalmente la visión del automóvil como símbolo aspiracional.
La canción narra cómo el rapero ha pasado de tener grandes sueños materiales, de querer un auto de lujo a toda costa y robar para conseguirlo, a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de los deseos. En los versos podemos escuchar:
“That's really not my main drive, but it's a small thing/ That made me want the range, Rolls Royce dreams is okay/ Detach yourself from the objects of hell/ And you can see your dreams as well”.
Aunque el rapero continúa soñando con un Rolls Royce, ha caído en la cuenta de que su principal objetivo no es el auto en sí, sino una noción de éxito mayor, en la que el Rolls Royce, por qué no, está incluido.
Finalmente, hacia el fin del milenio, y con la crisis del 2008 y la caída de la industria automotriz más o menos en el pasado, los autos extranjeros se terminaron de consolidar como los nuevos líderes del imaginario del hip hop.
Una canción clave de 2010 fue la de Yelawolf, “Daddy’s Lambo”, uno de los grandes éxitos de este rapero de Alabama que mezcla los sonidos del hip hop con los del country. En la canción podemos escuchar las siguientes rimas:
“Damn rich, peanut butter guts and a Lamborghini, woah/ You must have white bread, lets make a sandwich”.
La canción una vez más habla de una mujer rica de Los Ángeles que conoce a un “hillbilly”, o un granjero blanco del sur en un club. La mujer en cuestión maneja un Lamborghini de su padre, y el rapero quiere manejarlo a toda costa.
Chevrolet y los lowrider se consolidan en la Costa Oeste
Si bien la era de los 2000 en el hip hop estuvo marcada por los autos extranjeros, los modelos Chevrolet no se vieron eclipsados. Al contrario, se consolidaron en la Costa Oeste como los máximos reyes.
Arriba habíamos anotado que Chevrolet y Cadillac, los grandes autos americanos, son las dos marcas de autos más mencionadas en el hip hop después de Mercedes Benz.
Y es que los lowrider terminaron por fundar su autoridad en la estética y la mística de la Costa Oeste. Uno de los grandes ejemplos lo encontramos en Cypres Hill y su sencillo “Lowrider” del 2001. En las rimas podemos escuchar:
“Cause, we're Cypress Hill, come on and ride with us/ Just get inside, we bouncing dipping/ chop it up real tough/ Lean to the side, pimp yo' hat, tilt yo' seat on back”.
Aunque en las rimas no hay mención a marca alguna, sí se subrayan las capacidades de los lowrider y a su suspensión modificada que les permitía ‘rebotar’ con el auto mientras se maneja.
Es en el video, no obstante, en donde vemos a un glorioso Chevrolet Bel Air Impala 1958 como el protagonista.
Otra de las menciones importantes a Chevrolet y los lowrider podemos encontrarla en el sencillo “Chevy Ridin High”, de Rick Ross y Dre, de 2006.
Rick Ross es otro de los raperos que tienen mayor responsabilidad en cuanto a la consolidación del automóvil como elemento vital del imaginario y la estética del hip hop. En la canción podemos escucharlo rapera las siguientes rimas:
“Chevy ridin' high boy, Chevy ridin' high boy/ Chevy ridin' high, bumpin' gangsta music/ Chevy, Chevy ridin' high boy, Chevy ridin' high boy”.
Es un ejemplo claro de cómo Chevrolet y los lowrider modificados se han consolidado como símbolos del gangsta rap.
Por último tenemos a The Game, rapero de California y miembro de G-Unit, grupo famoso por haber integrado a 50 Cent. En los primeros versos de su canción "My lowrider" de 2009, podemos escuchar quizá uno de los homenajes más evidentes al Chevrolet Impala de 1964:
“Cherry 64 (My lowrider) hop in the low low (My my lowrider)/ Chrome hydraulics, all black impala (My my lowrider, My my lowrider)/ Three-wheelin the 64 (my lowrider) hop in the low low (My my lowrider)”.
Los autos y el rap en otros productos culturales
En resumen, la década de los 2000 estuvo marcada por profundos cambios culturales y económicos, que tenían la promesa de modernidad y tecnología como principal carta hacia el futuro.
Quizá por eso los modelos extranjeros, de mayor lujo, se posicionaron como símbolos del poderío de raperos, en un contexto de profunda contracción económica y coyuntura social.
Sin embargo, los autos en el rap de los 2000 también estuvieron apoyados por el surgimiento de otros productos culturales como películas y videojuegos.
Estos fueron, por ejemplo, Pimp My Ride que se transmitió desde 2004 hasta 2007 con el rapero Xzibit como conductor. Fue uno de los grandes éxitos televisivos de aquellos años que tenía como protagonistas a los mecánicos de West Coast Customs, un taller de Los Ángeles especializado en modificaciones automotrices de alto impacto.
Otro producto crucial fueron videojuegos como Grand Theft Auto, que con su título del 2004 San Andreas, y su soundtrack que incluyó a raperos como Snoop Dogg, Tupac, y Public Enemy, marcó a una generación entera de jóvenes que se apasionaron por los autos y el rap por igual. Need For Speed también es otro ejemplo importante.
Finalmente, con el surgimiento de revistas como Rides, cuyo primer número surgió en 2003, la relación de los autos y el rap llegó a su mayoría de edad, y cimentó las bases de una fructífera relación comercial que surgiría entre raperos y marcas automotrices en la siguiente década, la de 2010.